jueves, enero 06, 2005

El periodismo ante el dolor (de los demás)

5/01/2005
PERIODISMO EN DEBATE

PERIODISMO Y DOLOR

En muchos casos los periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos son los primeros en llegar al escenario donde tiene lugar una tragedia. Al igual que como sucedió en la embajada de Israel, en la voladura de la Amia y en el desastre de Lapa, pasó en la disco del barrio de Once. La pregunta es inevitable: ¿los periodistas están preparados para afrontar esa situación?. Periodismo Social, consultó a Pablo Calvo, periodista de Clarín que pasó la noche del 31 cubriendo el incendio. Vía mail nos dijo que la cobertura le causó una profunda tristeza. "Demasiado dolor desparramado"-dijo- y agrego que- "los periodistas hacen lo que pueden ya que "es imposible estar preparado para esto".
Calvo escribía en la edición del matutino del domingo 2 de enero: "Clarín recorrió la zona durante las primeras horas del año, cuando ya no quedaban cámaras de televisión. Es testigo la luna de que a las 2.33 sopló una brisa y apagó todas las velas encendidas en memoria de los muertos, a pocos metros de Cromañón. Había cien personas, que enseguida se agacharon para reponer la escenografía. El altar se recostó sobre las vallas policiales. Peluches, banderas de Argentina, Brasil y Perú, un cuadro de Jesús, una estampita del Gauchito Gil. Las zapatillas sin dueño fueron convertidas en floreros. Por momentos, el silencio. Por momentos, asamblea barrial: "En este país, pagás coimas y habilitás"; "No tiene que haber un sólo boliche más sin diez puertas de emergencia"; "¿Cómo dejan entrar chicas con bebés?".
El reportero gráfico Gustavo Castaing llegó al lugar antes que ninguno de sus colegas y al igual que Calvo no encuentra palabras para la impresión que le causo el trabajo de esa noche. Cuando nos contactamos con él contó que esta conmocionado y que "solo quisiera poder procesar". Así contaba lo que vió en una columna que publicó Clarín en su edición dominical:
"Fui el primer fotógrafo en llegar a la salida de emergencia del boliche. Unas bocanadas de humo negro y espeso que salían despedidas por esa puerta impedían ver hacia adentro. Es más: daba la impresión que si te metías un poquito podías desaparecer para siempre. Pese a eso, decenas de muchachos de menos de 20 años se comportaban de manera heroica: tomaban aire y entraban en cueros y en calzoncillos para rescatar a todos los que pudieran.
Para poder respirar, se tapaban las caras con remeras empapadas en agua. Muchos entraban descalzos. Otros, para no resbalarse en el agua que habían tirado los bomberos para apagar las llamas, se calzaban zapatillas, incluso de pares distintos, que estaban tiradas por ahí. Apenas sacaban a alguien, esos chicos volvían a meterse para rescatar a otra persona. Me parece que algunos que entraron varias veces no volvieron a salir. En ningún momento ni la Policía ni los bomberos intentaron evitar que esos chicos entraran."

(Hacé click en el link del título para leerla completa)

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estamos tan acostumbrados a recibir información sin más, q no nos paramos a pensar en lo que hay detrás de ella, en cómo fue conseguida y por quién. Sólo lo vemos de vez en cuando, si algún periodista de guerra es asesinado, como José Couso, disparado desde un tanque americano cuando grababa con su cámara desde su habitación en el hotel Palestina en Bagdad, lugar destinado a periodistas únicamente. Los yanquis, con tantos medios ellos, confundieron el objetivo de la cámra con un francotirador, y no estaban a millas, precisamente. ¡En un edificio en el q todo el mundo sabía q sólo había periodistas! ELIMINAR TESTIGOS MOLESTOS. Qué decir del asno de Aznar. Dio la razón a su amigo Bush, cómo no. Bueno, q m extiendo demasiado, pero es que el chico era de mi tierra -como si fuese de otra- y pasé muchas tardes delante de la embajada de USA escuchando a su familia destrozada por el dolor y la poca vergüenza de un gobierno, el españolito, q ni siquiera pidió explicaciones por el asesinato de un ciudadano suyo.
Pues mira, en teoría soy periodista. Arg, lo reconozco, sí. Pero como no tengo pasión por el oficio, ni me gusta la acción, aunque soy muy aries a veces, creo q saldría corriendo en situaciones como las q tienen q presenciar tan asquerosamente a menudo (siempre hablo de "ellos", los periodistas, no me considero del gremio). Nadie te prepara en la universidad para nada, está claro que el trabajo se aprende a realizarlo así, trabajando.
Y el psiquiatra que te lo pague la empresa, debería ser clásusula obligada en todo contrato, y no bromeo.

Ser testigo. Muy jodido.

Gabby De Cicco dijo...

Hola Brocco! Me hiciste recordar lo del periodista español. En ese momento aún mirábamos los noticieros de la tele y no lo podiamos creer. Pero el salvaje sistema nos va comiendo de a una/o.
Yo me fui haciendo periodista de a poco, como activista. Lo mío era literatura y el periodismo cultural, pero ya cuando me hice feminista. Cuando el feminismo me posibilitó otra mirada, pues bien... el activismo y el periodismo más comprometido vinieron solitos.
Un abrazo enorme!